Esta es mi historia... Yo, un hombre solitario, callado, en busca de algo...
Un Buscador? No!!
Un buscador es alguien que busca, no necesariamente alguien que encuentra.
Tampoco soy alguien que, necesariamente sabe que es lo que esta buscando, sino simplemente alguien para quien su vida es una búsqueda.
Un día sentí la necesidad de viajar a un lugar insólito lejano y solitario como yo. Había aprendido a hacer caso riguroso a estas sensaciones que venían de un lugar desconocido de mi mismo, así que lo deje todo y partí.
Tras dos largos días de marcha por los polvorientos caminos divisé, al fin, aquel precioso paraje. Poco antes de llegar a dicho lugar, me llamo mucho la atención una gran colina a la derecha del sendero. Tapizada de un verde maravilloso en la que habitaban tanto pájaros como arboles y flores hermosas.
Me sorprendió que dicha colina estuviera rodeada por una pequeña valla de madera lustrada.
... una portezuela de bronce me invitaba a entrar.
De pronto, sentí como olvidaba el pueblo, ante la tentación de descansar en aquel lugar tan bello. Traspase el portón y empece a caminar lentamente entre las piedras blancas que estaban distribuidas al azar entre los arboles.
Deje que mis ojos se posaran como mariposas en cada detalle de aquel paraíso multicolor.
Mis ojos tenían la necesidad de buscar algo, y quizá por eso descubrí, sobre una de las piedras una inscripción...
" Enzo Batelli, vivió 8 años, 6 meses, 2 semanas y 3 días"
Me sobrecogí un poco al darme cuenta de que esa piedra no era simplemente una piedra sino que, se trataba de una lápida.
Sentí pena al pensar que un niño de tan corta edad estaba enterrado en aquel maravilloso lugar, como si de un paisaje de cuento de hadas se tratase.
Mire a mi alrededor y me di cuenta de que la piedra de al lado también tenia una inscripción, Y me acerque a leerla.
Decia: " Kaila Mialur, vivió 5 años, 8 meses y 3 semanas"
Me senti terriblemente conmocionado.
Aquel hermoso lugar era un cementerio y cada piedra, una tumba.
Una por una comencé a leer las lapidas.
Todas tenían inscripciones similares: Un nombre y el tiempo de vida exacto del muerto.
Lo que mas me espantó, fue comprobar que el que mas tiempo había vivido sobrepasaba apenas los 11 años...
Embargado por un dolor terrible me senté y rompí a llorar.
El cuidado del cementerio, pasaba por allí y se acerco.
Me vio llorar durante un rato en silencio y luego me preguntó si lloraba por algun familiar.
Yo, sin apenas aliento le respondí que no y con voz entrecortada le pregunte.- ¿Que pasa en este pueblo?, ¿ Que cosa tan terrible hay en esta ciudad?. ¿ Porque hay tantos niños muertos enterrados en este lugar?, ¿ Cual es la horrible maldición que pesa sobre esta gente, que los ha obligado a construir un cementerio de niños?
El anciano se sonrió y me dijo:
- Puede Usted serenarse. No hay tal maldición. Lo que pasa es que aquí tenemos una vieja costumbre.
El anciano se acomodo sobre una de las piedras ayudándose por su viejo bastón.
-Le contaré...
Dijo mirándome fijamente con sus rasgados ojos azules.
-Cuando un joven cumple quince años sus padres le regalan una libreta, como esta que tengo aquí, colgando de mi cuello, La ve?
Y es tradición entre nosotros que a partir de ese momento, cada vez que uno disfruta intensamente de algo, abre la libreta y anota en ella:
A la Izquierda, que fue lo disfrutado...
Y a la derecha, cuanto tiempo duró el gozo.
Conoció a su novia, y se enamoro de ella. ¿ Cuanto tiempo duró esa pasión enorme y el placer de conocerla?,
¿Una semana?, ¿Dos?, ¿Tres semanas y media?...
Y después .. la emoción del primer beso, el placer maravilloso del primer beso, ¿ Cuanto duró?, ¿El minuto y medio del beso?, ¿Dos días?, ¿Una semana?...
¿Y el embarazo o el nacimiento del primer hijo...?
¿Y la boda de sus amigos...?
¿Y el viaje mas deseado...?
¿Y el encuentro con el hermano que vuelve de un país lejano?
¿El tiempo que pasa con su mejor amigo?
¿Cuanto tiempo duró el disfrutar de estas situaciones?...
¿Horas?, ¿ Días?...
Así vamos anotando en la libreta cada momento que disfrutamos... cada momento unico e irrepetible.
"Cuando alguien se muere,
es nuestra costumbre,
abrir su libreta
y sumar el tiempo de lo disfrutado,
para escribirlo sobre su tumba,
porque ESE es, para nosotros,
el único y verdadero tiempo VIVIDO."
Y así fue, que aquel anciano me embriago de tal modo con esta bella historia, que yo!!
No tuve la necesidad de continuar con mi viaje, cambie de rumbo y de vuelta a casa recapacite ya que sus palabras y aquella experiencia me hizo ver que aunque no nos demos cuenta, aunque pensemos que nuestra vida esta llena de negatividad, a pesar de lo oscuro que este nuestro largo camino siempre hay algo o alguien para darnos una lección un consejo o una muestra de cariño, un impulso que nos invita a sonreír y coger fuerzas para llegar hasta el final.
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